El término define las operaciones de minería formales o informales que utilizan principalmente métodos simplificados de exploración minera, extracción, agregación, procesamiento y transporte. En general, la se caracteriza por una baja intensidad de capital, un bajo uso de tecnología y una alta intensidad de mano de obra. La puede comprender diferentes tipos de estructuras organizacionales, lo que incluye desde hombres, mujeres, niños o niñas, familias o grupos pequeños hasta asociaciones o pequeñas empresas y grupos de cientos o miles de individuos. Los niveles de mecanización pueden ir desde el uso de herramientas no mecanizadas (por ejemplo, piquetas, palas) hasta pequeños niveles de mecanización (por ejemplo, bombas con motor, ventilación, detectores de metales) y operaciones semi mecanizadas con excavadoras, chancadoras, compuertas, dragas, etc. La diferencia entre minería “artesanal”, “a pequeña escala” y “semi mecanizada” suele definirse en la legislación minera nacional, con base en criterios como los tipos de equipos utilizados, la profundidad de las labores, el tamaño del área superficial, los volúmenes producidos y el nivel de formalidad.
Existen al menos 40 millones de personas que participan directamente en la en todo el mundo, y aproximadamente 150 millones de personas dependen indirectamente de la como medio de subsistencia. La también es una importante fuente de minerales, y se estima que produce el 20 % del oro extraído en todo el mundo, el 80 % de los zafiros, aproximadamente una cuarta parte del estaño y tántalo1, y el 20 % de los diamantes gema2.
La es impulsada por la pobreza y las oportunidades. Muchas personas eligen trabajar en la a raíz de la pobreza, del desempleo y de la falta de acceso a otras actividades de subsistencia. La suele representar una alternativa de subsistencia para grupos poblacionales analfabetos, no cualificados, que carecen de tierras o marginados de otras formas. Al mismo tiempo, la oportunidad económica es un fuerte factor motivador, ya que la puede proporcionar, o se puede considerar que proporciona, ingresos mayores que otros medios de subsistencia. La suele realizarse junto con otras actividades de medios de subsistencia, o en períodos de presiones económicas o estacionales. Además, la puede ser un factor impulsor del desarrollo económico local, y cada vez más los gobiernos y agencias de desarrollo reconocen este hecho.
Muchas personas que están involucradas en la se identifican como “mineros profesionales” y no pueden contemplar el trabajo en otros sectores debido a su historial laboral o sus aspiraciones. Se dedican a la para continuar con una forma tradicional de medios de subsistencia de su comunidad local o su grupo étnico, o debido a que la ofrece una oportunidad de ascender en la escala social a través de la acumulación de riquezas e influencia política, el liderazgo en pequeñas empresas o la capacidad de educar a sus hijos.
La puede estar asociada con cuestiones de derechos humanos, como el trabajo infantil, el trabajo forzado, la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, así como con condiciones de trabajo poco seguras, impactos significativos en la salud y seguridad, y daños ambientales. Como suele operar de manera informal o ilegal, el sector de la es propenso a la explotación a través de prácticas corruptas de funcionarios públicos, elementos criminales o grupos armados, que pueden estar relacionados con extorsiones, el financiamiento de delitos o conflictos, el lavado de dinero, el contrabando o la evasión fiscal.
Las actividades de suelen ocurrir en una escala de formalidad, como se ilustra en la Tabla 4K.1. Las operaciones de “ilegales” se refieren a las actividades prohibidas explícitamente por la ley, como la explotación minera en áreas protegidas o concesiones sobre las cuales un propietario privado o una compañía de minería a gran escala tiene derechos exclusivos. Las operaciones de “informales” se refieren a las actividades que están ubicadas fuera de áreas explícitamente prohibidas, pero cuyos requisitos legales o de autorización no están desarrollados o no son claros. En estos casos, la no es necesariamente ilegal, ya que no está explícitamente prohibida, pero es posible que haya infracciones legales debido a la falta de las autorizaciones necesarias o a la falta de realización de una evaluación ambiental, por ejemplo. La mayoría de los marcos legales especifican las consecuencias de las infracciones. Con frecuencia no existen límites claros entre las categorías de “legalidad” que se ilustran en la Tabla 4K.1, y las actividades de pueden moverse entre estas categorías, o clasificarse en dos categorías al mismo tiempo3.
Tabla 4K.1 Posible estatus del sector de la
Contexto legal4 |
Estatus del sector de |
Existe un marco legal para la , que es activamente implementado y aplicado por las autoridades competentes |
Legal |
Existe un marco legal para la , el cual no es implementado ni aplicado activamente. |
Legítimo |
No existe un marco específico para la . |
Informal |
La está explícitamente prohibida por la ley. |
Ilegal |
La no se está realizando de acuerdo con la ley. |
Ilícita |
La financia o contribuye a actividades delictivas. |
Criminal |
La suele ocurrir en áreas en las que también hay operaciones de minería a gran escala (LSM). Es posible que la haya ocurrido históricamente y que haya estado presente incluso antes de la obtención de derechos mineros por parte del operador de . En otros casos, es posible que las actividades de hayan resultado atractivas debido a la presencia de la , como parte de una inmigración inducida por su operación. Las interacciones entre la y la pueden adoptar diversas formas, que incluyen desde una competencia abierta y un conflicto por los recursos minerales hasta una colaboración en forma de alianzas empresariales.
La suele considerar las interacciones con la como un desafío, debido a la potencial competencia por recursos minerales. Es posible que los operadores de se consideren los propietarios legítimos del mineral, mientras que los operadores de podrían considerar que tienen un derecho legítimo (aunque no formal) a estos recursos, por ejemplo, debido a su historia en la zona, a su integración con las comunidades locales o a la percepción de que la sólo beneficia a “extranjeros” y élites gubernamentales. En tales situaciones, puede que la enfrente incursiones e invasiones por en su concesión, robo de minerales, amenazas a la seguridad de los empleados y contratistas, y daños a su infraestructura, sus equipos y sus activos. La también puede ser considerada responsable de las cuestiones de seguridad, sociales y medioambientales que surgen en el ámbito de su concesión, por lo que las malas prácticas de también pueden representar un riesgo legal, financiero y de reputación.
Se debe responder cuidadosamente a estos riesgos e impactos, ya que una gestión inadecuada de las interacciones con la puede causar daños adicionales en las relaciones, aumentar las tensiones o dar como resultado alegaciones de denuncias de violaciones de los derechos humanos. Por otra parte, relaciones positivas entre la y la pueden mitigar estos riesgos y, en algunos casos, pueden ser transformadas en oportunidades en las que una variedad de escalas de minería puede coexistir armoniosamente en la zona.
La gestión de las interacciones entre la y la , así como de los riesgos e impactos relacionados, es compleja y normalmente no puede ser lograda por un sitio o una compañía que actúe individualmente. Se requiere una colaboración con otros actores del gobierno, de la sociedad civil o del sector privado del país anfitrión, o el establecimiento de iniciativas de múltiples partes interesadas, o la participación en éstas.